miércoles, 9 de julio de 2008

SE BUSCA SANTO PATRÓN DE LOS TITIRITEROS

Hablando con rigor y propiedad, no podemos decir que estamos huérfanos en el Santoral, porque oficialmente nuestro Santo Patrón se celebra el 1 de julio, día de San Simeón Salus (que en sirio significa loco) nacido en la antigua ciudad de Emesa en el 522 d.c. y muerto en el 590 aprox. Como más adelante nos explicará Miguel Oyarzún, con verbo florido, nos han adjudicado sin la común aceptación de todos, a un Patrón que nunca fue titiritero y -añado yo- quizá tampoco Santo (en el literal, noble y beatífico sentido de la palabra.)

Así pues, ¡Hermanos!:
Medio en broma, medio en serio (como se deben abordar las cuestiones esenciales de esta efímera vida); mi buen amigo Miguel Oyarzún y este humilde servidor, se toman la libertad de abrir un periodo de presentación de candidaturas, con el loable propósito de elegir a la persona que será elevada a los altares -Dios mediante- como verdadero Santo Patrón o Santa Patrona de los titiriteros.

Cualquier titiritero puede postularse como candidato (aunque esté feísimo presumir ante los ajenos de ser bueno) o proponer a otro compañero vivo o muerto. Los candidatos no necesitan otros requisitos que ser, o haber sido, titiritero y venir adornado de buenas y sacrosantas virtudes. Sin afán de desanimar a nadie, proclamamos humildemente, que la preferencia para ocupar esta santa vacante, será para los candidatos que ya tengan un cierto y constatable bagaje de santidad, por haber ejercido anteriormente la noble ocupación de monaguillo (como el propio Miguel o yo mismo, sin ir más lejos; y posiblemente Iñaki Juárez), o el oficio de cura, fraile o monja, de obispo o cardenal (si encontramos alguno de este rango entre los titiriteros ya sería la hostia, con perdón) e incluso de sacristán.

Cuando ponderemos democráticamente cual es el candidato que más dignamente puede representarnos en el santoral, solicitaremos vehementemente al Vaticano el inicio inmediato del proceso de beatificación primero y de santificación después y por este orden.

Para ejercer de “abogado del diablo” en el proceso de canonización, se ha ofrecido Carlos Piñero (sin que nadie se lo haya pedido). No hemos tenido otra opción; hemos aceptado su generoso, espontáneo y disparatado ofrecimiento.

Carlos Piñero, Abogado del Diablo

Mientras esperamos impacientes las postulaciones, os dejo ahora con el verbo florido y hermoso de Miguel Oyarzún, que nos hace una semblanza de nuestro advenedizo patrón.


EL SANTO DE LOS TITIRITEROS NUNCA MOVIÓ UN TÍTERE.

Simeón era un joven, de naturaleza ermitaño, siendo adolescente se recluyó en un convento cerca de Jerusalén, (para ser santo hay que nacer por esos enigmáticos parajes, con camellos, desiertos y beduinos de caras ocultas y feas). Veintinueve años rogando a Dios, tuvo la virtud de ser escuchado y haber adquirido algunos “poderes” que el Creador le concedió.

Una vez informado de todas las calamidades que vendrían, tan solo se limitó a anunciarlas, pero no pudo evitarlas (la epidemia que mato a muchos niños…entre otras). Junto a un viejo amigo decidieron volver a sus pagos y predicar la palabra de Dios, o sea los evangelios, nunca una “funcioncita de títeres” para los niños de Emesa (Siria) de donde era oriundo, no; se fue derecho a los estratos bajos, a “los últimos de la fila” a los pecadores, se “disfrazo” de menesteroso y dejo que los necios y los pobres de espíritu le gritaran sus propias calamidades, sus penas y desdichas (estigma que llevan los marginados).

Y se hizo “una fama”, claro, dominaba la palabra, era un narrador nato de voz calida, un charlatán intelectual, gracioso, en resumidas cuentas un histriónico por naturaleza, reunía todas las condiciones que deberíamos tener los titiriteros, pero nuestro “Patrono” jamás se puso un muñeco, tal vez nunca vio un títere, de lo contrario él lo hubiese manipulado a la perfección.

Simeón fue un hombre admirable, sin duda, pero su historia está más ligada a los “caminantes errantes”, a esos seres que, dotados de una inteligencia privilegiada, por algún motivo traumático han decidido volverle las espaldas al mundo, cuando les escuchas filosofar, tan coherentemente, sus andrajos despiden luces y centellas, como un mago…como un santo. Don Simeón podría ser el Patrono de esas buenas gentes que van dando vueltas por la vida., como los titiriteros u otros con distintos oficios.

Nuestro “Almo”debe estar inscripto en alguna estrella, algún día hablaran de él, de su personalidad, anécdotas que lo honren, de su dadivosidad como compañero en el oficio, de sus mágicas FUNCIONES DE TITERES, de su bondad y calidad humana…

¿Quien nombro santo de los titiriteros a Simeón? ¿El Papa? … ¿Quien le dijo, la frase clave: “tu que fuiste titiritero de ti mismo”? ¿Dios?... ¿La Unima Internacional se lo propuso al Vaticano?... Asumo mi ignorancia en el tema.

En fin, “la frasecita” lo encumbro en el altar, para poder rezarle: “que salgan funciones” y “que fulanito no haga más títeres”, “que los organismos del estado no pongan tantas cláusulas para obtener subsidios”, “para que sane menganito”, “que los titiriteros cambiemos nuestras arcaicas obras”, “que los actores que utilizan títeres no lo hagan sólo con un fin económico” y “que los títeres se muevan solos”… Que así sea. ¿No basta con rogarle a Dios que tiene más poder? ¿Por que tenemos que tener un día como las secretarias, o el día de la Tía, o el del Arquero, etc.?

Mañana ya estarán “las remeritas”, estampitas milagrosas, estatuillas benditas, todas, cotizadas en euros, para “aumentar” las cuentas corrientes de los creyentes más cercanos al Santito, y escritores “amarillos” que proclaman santos, milagros y apariciones.

Don Simeón fue un hombre sabio, pero nunca Titiritero con la necesidad de salir todos los benditos días tras de alguna moneda para poder subsistir, él vivía de la caridad y tenía otros intereses: “proclamar la palabra de Dios”. Nuestro “polizón” no necesita ser representado por un hombre ante la Iglesia. Pido a las estrellas que lo libren de semejante aberración, eso nos faltaba, contaminar a los títeres con nuestra condición de bastardos, a ellos no los hizo Dios.

Propongo una delegación de Titiriteros para viajar hasta “la Santa Cede” y comunicarle al Santo Padre que queremos que a San Simeón “el loco”, se le libere de dicha representación. No me atrevería a enumerar la cantidad de titiriteros que podrían postularse para ser canonizados, porque seguro me olvidaría de alguno.

Pero hubo uno, el único en el mundo, que amenazó con cortarse un dedo públicamente o inmolarse como el monje Thich Quang Duc si no se cumplía lo que el estado había prometido…
El Estado cumplió y nos quedamos sin mártir ni Santo…
San Paco del Retiro, cantarían los peregrinos,
San Paco del Retiro, danos mas Pan, danos más Vino,
San Paco del Retiro, danos euros, danos abrigo…

Los titiriteros no tenemos santo. Si, podríamos concordar un día para celebrar y brindar, por los que ya se fueron o por los que vendrán… Propongo el 30 de febrero. Hay que esperarlo… Aparece… cada 4 años, o sea el 29 de febrero del 2008 es la víspera. Es cuestión de acordarse, juntarse esa noche, antes de las 24 horas, alumbrarse solo con velas, beber agua antes del vino, no fumar cigarros, poner retratos de compañeros a recordar, rezar “El Tiranisida”, llenar los vasos con agua o con vino minutos antes que el reloj marque las 23:59. Cuando las velas chispeen guardaremos silencio y cuando dejen de chispear daremos rienda suelta a nuestro día “El de los titiriteros”. Y como en una función improvisada decidiremos nosotros cuando termina, hemos de vivir un día que no está en el tiempo: nuestro día.

Para los que vivimos de esta profesión (para nada esclavizante) y no creemos en milagros, podemos imaginarnos lo que la historia de la humanidad tres veces ha vivido, un 30 de febrero (calendario del emperador Juliano) o el de los Rusos que duró tres años y cada mes tenía 30 días, los cinco o seis días sobrantes fueron declarados festivos sin pertenecer a ningún mes. Podemos dejar que pasen el 1 y 2 de marzo, descolgando teléfonos, guardando los relojes, cerrando las puertas y ventanas, para no provocar envidia a los vecinos, será “el Día” que solo a nosotros nos ha de saludar en la madrugada.

Miguel Ángel Oyarzún Pérez

2 comentarios:

Anónimo dijo...

REALMENTE INTERESANTE TUS COMENTARIOS ES DE PENSARSE, TE FELICITO NO TIENES PELOS EN LA LENGUA. UN ABRAZO DE GERMAN ESPIRITU (TITIRITERO POR CIERTO) DEL GRUPO TITERES GARABATOSOS

ojo de sirena dijo...

Pongamos una santa. como va a ser un santo? ya tenemos un super heroe crucificado, pues demos la oportunidad a una santa. santa Tita, santa Mari, santa maritita. claro, no necesito de santos. tengo a mis muertos que siempre me escuchan.